Grizzly Man: El Timothy Treadwell de una dimensión alterna

Grizzly Man: El Timothy Treadwell de una dimensión alterna

Analizamos Grizzly Man la nueva Pixel Pulp de LCB Games, el estudio argentino de Nicolás Saraintaris y Fernando Martínez Ruppel quienes ya nos habían traído la trilogía: Mothmen 1966, Banhsen Knights y Varney Lake.

Johan se aleja del grupo. Se acerca  a un acantilado con su bastidor, sus pinturas y sus pinceles. Coloca los elementos, observa el paisaje y recuerda un cuadro de su tocayo Johan Dahl «Mar muy bravo«, lo describe conmovido pero yo se los dejo acá para que lo disfruten también. Su cuadro favorito de todos modos no es ese, su favorito es “Paisaje montañoso noruego(este búsquenlo ustedes, les aseguro que lo vale).

Su trayecto es reflexivo, ¿pintar en un estudio o salir en busca de los paisajes? ¿Cómo nombramos nuestras obras? ¿Es un juego poético donde nos involucramos con nuestro trabajo y buscamos que quién la contemple entre en esa encrucijada o la dejamos despojado de elementos para que lo único que nos conmueva sea la pintura en sí?… “el mundo del arte se volvió loco” dice Johan. Toda la secuencia es onírica, en los momentos claves la imagen se mueve levemente dando una sensación de viaje sicodélico. Johan habla del arte como un metamensaje (¿parodia?) de lo que el arte del juego dibujado por  Fernando nos propone. ¿Qué es lo que estamos viendo?¿Un juego, una cuento, una obra de arte para ser contemplada?¿cuánto nos involucramos con esta página que desaparecerá al hacer click?. 

Johan dice que Dahl hace trampa, porque pinta paisajes sí, pero que combina diferentes elementos para contar una historia, un “artificio de la composición” y esa es el alma de Grizzly Man.

Pero primero ¿Qué es una “Píxel Pulp”, esta locurita inventada por Nicolás y Fernando?. Para quien no sepa el “pulp”, era un género literario que se hizo muy famoso en Estados Unidos a finales del 1900 hasta su decaimiento por los años 50 y se le decía “pulp” por el tipo de hoja usada para sus publicaciones, un papel de hoja barato derivado de la pulpa de madera, una textura que para quienes la hayan tocado alguna vez  es inconfundible. 

El género “pulp” estaba relacionado a un tipo de literatura “barata” o de “baja calidad”, gran parte de  los que escribían en estas revistas eran aficionados y los géneros que predominaban era el terror, aventura o ciencia ficción, géneros considerados de arte menor (incluso el día de hoy) por lo general con un tono sensacionalista o de exploteition. Eso no quiere decir que del pulp no hayan salido grandes plumas, algunos autores que comenzaron a escribir en este tipo de publicaciones baratas fueron Bradbury, Lovecraft o Burroughs.

El planteo del juego es muy claro: elige tu propia aventura pulp, pixelada y de género. Parecen un montón de elementos simples pero no, la escritura de género tiene sus vericuetos pero no me quiero detener mucho en el tema de los “géneros” porque me voy a ir mucho por las ramas y ya me conozco, así que avancemos con el juego.

Ni bien arranca la historia ves los dibujos en pixelart bien trabajados que emulan aquellas novelas pulp y que al momento de hacer click con el mouse se siente la textura de las hojas tan características que hable hace un rato. Una composición de planos muy  expresivos (destaco las miradas, me hice una colección durante el juego, que lindas la puta madre), con una escritura convincente, interesante que siempre nos lleva hacia adelante pero deja rastros de elementos que nos pueden llevar para el costado (como las pinturas de Dahl), el juego nos invita (si tenemos ganas) a mirar más allá de lo que hay en la pantalla.

Tengo que decirlo, los juegos narrativos no suelen gustarme demasiado, principalmente porque siento que hay una escritura muy infantil o demasiado esquemática o falsamente enrevesada pero que deja un gusto a poco, pero el trabajo de Nicolás en la escritura está a la altura de su imagen. Sabe de lo que escribe, tanto es así que hasta se permite jugar con el género, vuelvo al tema central: “el artificio”.

Así como con sus imágenes, los textos son un meta lenguaje que todo el tiempo rompe la pantalla del monitor sin que te des cuenta y nos habla no sólo de la historia que se relata sino que reflexiona y se ríe en el mejor de los sentidos sobre el slasher, sobre los videojuegos narrativos, sobre el pixelart, una obra que se mira el ombligo en el mejor de los sentidos para devolvernos un juego que te recomiendo jugar más de una vez para encontrar todos los elementos que están dando vueltas. Quizás arranques tratando de escapar de un tipo disfrazado de oso, pero vas a encontrar un mensaje sobre lo que es filmarse con una cámara para un público vomitando nuestra intimidad, los miedos de la conspiración, los celos y buenos porros.

La historia nos presenta un slasher clásico, un asesino disfrazado que elimina a un grupo de incautos uno por uno. Por un lado tenemos a Claudia, que viaja de Argentina a Alaska por un viaje de estudios y en una escapada al río es atacada junto a sus amigos por el Grizzly Man. Por el otro tenemos a Rob, un viejo guardaparque deprimido, cuyo pasado desconoce y aún duela la muerte de su padre adoptivo. Una forma de despejar sus penas es darle tours a turistas que quieren conocer la región. Allí conoceremos a Hanna (una documentalista), Ethan (un universitario que sueña con ser escritor), Leo (el mejor amigo de Ethan, más que amigo pa mí que le tiene ganas) y Johan (oh Johan…). Y como tercera pata se cruza la trama de de un Agente y un Informante que nos irán tirando pistas sobre este mal que acecha el paisaje de Alaska. En esta especie de inserts tenemos toda la papa, Hombres de Negro, MK Ultra y todas las siglas que te puedas imaginar (le agregamos terraplanismo y es básicamente un programa de podcast promedio de youtube).

En el medio de la travesía, conoceremos un poco más a cada personaje, encontrando matices en las personalidades que se nos presentan a priori, una de las señales (no la primera) de que este “cliché” de género no es tan cliché como lo “pixelan”. Uno a uno los excursionistas caerán a manos del Grizzly Man hasta que sólo quede uno en pie, total “son todos salmones”.

Durante el juego iremos avanzando en la lectura hasta ciertos puntos donde deberemos elegir una respuesta, elegir una acción o jugar un minijuego para seguir avanzando en la historia y conocer sus distintos finales. De todas formas el juego quiere que lo termines, le importa más que llegues al final a que te quedes mucho tiempo con los minijuegos o eligiendo una opción. De las muertes se vuelve muy rápidamente y los juegos son opcionales, luego en el menú principal podés jugarlos por separado si querés, acá lo que importa es llegar al final, o al menos el final de esta parte ya que está pensado como una trilogía, al igual que sus anteriores obras.

Quienes somos y qué queremos es la pregunta que ronda el juego, desde su asesino sin identidad, protagonistas que quieren recordar su pasado o encontrarle sentido a sus vidas Grizzly Man nos ofrece un clásico que siempre garpa pero que en mi humilde opinión, hace muy bien y con el detalle de tener una poesía maravillosa y un trabajo en el dibujo de muy buen gusto. No sé quienes seamos, qué se yo, quizas es como dice Grizzly Man y “todos seamos salmón” o tal vez solo sea un artificio en la composición.

Más neurótico que productivo. No me interesa la vida de los NPC random. En 2024 Queso Magro se merecía salir campeón.

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